CUBA TIENE HÉROES DE LA LUCHA ANTITERRORISTA

No fuimos a Estados Unidos a buscar el secreto de la bomba atómica (+ Fotos)

Lunes, 15 de diciembre del 2014. En la prisión, antes de irse a descansar, Ramón Labañino Salazar hojea el álbum de fotos, ventana por donde se escapa cuando quiere encontrarse con los suyos, aunque exista un abismo entre Ashland, Kentucky, Estados Unidos, y La Habana, Cuba.

—Coloca el reloj en la taquilla y ponte los tenis. Ven conmigo, le apremia el guardia.

La celda queda atragantándose la injusticia. Ágil de marcha, Labañino casi le pisa los talones al uniformado. Primero van al ropero; luego, a otro sitio para ponerle las cadenas. Las rejas abren y cierran, y su rechinar metálico recuerda al cubano que no camina por el Vedado capitalino

—Hay que sacar a esta persona hacia el aeropuerto más cercano y trasladar las propiedades.

Claro, bien claro lo escucha Ramón y comienza a pensar que algo bueno está por suceder. Esposado, sube a una camioneta Vans; al llegar al aeropuerto, oye: “Apúrate, que el otro viene atrás”. El destino: un hospital carcelario en Carolina del Norte.

Las escenas se suceden como en una película al estilo hollywoodense, con la sustancial diferencia de que se trata de una historia real, protagonizada ese día también por Antonio Guerrero y Gerardo Hernández. Ni asomo de idea tenían de la ronda secreta de conversaciones oficiales entre funcionarios de La Habana y Washington iniciada en el 2013.

La premonición de Ramón está por consumarse, aunque nada le aclaran aquellos guardias de caras ceremoniales que lo llevan de un lado a otro. Desde su arribo al hospital, solo tiene ojos para buscar a Gerardo y Antonio; sin embargo, ni la menor señal de ellos. Alrededor de las ocho de la mañana del 16 de diciembre, un guardia le advierte:

—Vas para el área de visita.

Precipitadamente lo sacan por el pasillo; de improviso, frente a él, sus hermanos. Olvida la molestia aferrada a la rodilla desde hace tiempo y corre hacia a ellos. Abrazo viril, pecho contra pecho; tres hombres, igual épica. Más tarde conocerán que a las 8:10 a.m. del siguiente día tendrán a Cuba, cálida y venerable, bajo sus pies.

Por segunda vez, he vuelto a la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos en la habanera calle 17, antigua mansión del marqués Avilés, construida bajo los códigos del BeauxArts parisino. He vuelto al mismo salón de altos espejos, a la misma butaca de rojo púrpura. Delante, otro Héroe: Ramón —primero había sido René González—. A su lado, Elizabeth Palmeiro Casado, atenta a alguna fecha descarriada en los más de 16 años de encierro en cárceles de los Estados Unidos de su esposo, quien se establece desde febrero de 1992 en la Florida como agente de la Seguridad Cubana bajo el seudónimo de Oso.

“Mi familia estaba ajena a todo. Como soy economista, dije que era gerente de una supuesta firma en España que se encargaría de traer mercancías para Cuba debido al bloqueo”, señala.

“Le debemos mucho a la solidaridad internacional”, destaca. Foto: Vicente Brito.

– ¿Cuál fue el itinerario que siguió para llegar a Estados Unidos?

Entrevista completa + Fotos:

http://www.cubadebate.cu/noticias/2015/11/15/no-fuimos-a-estados-unidos-a-buscar-el-secreto-de-la-bomba-atomica-fotos/#.VkiSu9IveYY

Publicado en: Actual, Cuba, los Cinco cubanos

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