Obama está concluyendo su Administración. Pero no parece que su despedida dejará un legado presidencial como podíamos esperar después del 17 de diciembre del 2014, cuando el Presidente declaró, que la política seguida con Cuba había sido un fracaso.
UNEAC
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11 de septiembre de 2016
Es lógico pensar, que cuando Barack Obama hizo sus declaraciones del 17 D, ya había pensado las alternativas a seguir. Lo contrario sería imaginar erróneamente que se nos presentaría como un derrotado y arrepentido. Renunciando a sus intereses imperiales.
Obama, aun antes de ser presidente, no compartía la política hacia Cuba; pero cuando declaro al final de su campaña presidencial del 2008, que conversaría con Cuba, también dijo que no levantaría el bloqueo. En lo cual ha sido totalmente consecuente. No ha levantado el bloqueo, a pesar de conminar al Congreso a principios del 2015, a hacerlo; haberlo criticado como algo inoperante y obsoleto, también haber adoptado medidas – como las referentes al dólar- que en definitiva, tampoco ha cumplido.
Todo lo contrario, la banca se ha asustado y con razón, por la actitud de Obama de que Cuba no puede utilizar el dólar en sus transacciones. Poniéndoles unas multas que no tienen precedentes en la historia de las finanzas internacionales.
Obama posee prerrogativas presidenciales suficientes, para convertir al bloqueo en una “entelequia”. Pero ha preferido mantenerlo y ni siquiera ha adoptado medidas directas que alivien a Cuba de sus desbastadores efectos. El bloqueo esta ante nosotros como siempre, incólume, apretándonos la yugular.
Entonces Obama lo que ha hecho hasta hoy, restándole menos de 3 meses para dejar la presidencia, ha sido, lo que dijimos ya en abril del 2009.Utilizar el bloqueo como un sofisticado instrumento, en que combina “garrote y zanahoria”, como no lo había logrado hacer ningún presidente norteamericano.
Obama, como ya hemos expresado antes, ha dividido el bloqueo en dos: garrote contra la dirección de la revolución y zanahoria para tratar de conquistar a la sociedad civil cubana. Haciendo centro de su política el interés de subvertir el régimen político cubano, a pesar también, de haber declarado que esa no es su intención.
Luego entonces, Obama, a pesar de haber adoptado algunas medidas positivas en las relaciones con Cuba, entre ellas como la más importante, restablecer los vínculos diplomáticas entre ambos países a nivel de embajadas, está resultando ser el presidente más demagogo, inconsecuente y mentiroso con el que nos hayamos podido tropezar. Creo que en esas dobleces supera a todos los presidentes anteriores. A ningún presidente anterior le había interesado tanto aparecer como lo que no es.
Y no ha hecho todo ello por no ser un hombre inteligente, todo lo contario, es un imperialista muy inteligente porque ha sido con Cuba un hombre que ha logrado representar muy bien los intereses imperiales y sobre todo, porque lo ha hecho tratando de darnos a entender que hace todo lo contrario llevando las cosas hasta el límite. Por eso se despide con el legado de ser el presidente que más ha hecho por mejorar las relaciones con Cuba, pero dejándonos el escenario preparado de un modo tal, que podemos decir que no ha sacrificado uno solo de los intereses estratégicos a utilizar contra Cuba, para que sus sucesores puedan recuperar la isla. Su sustituto contará con el bloqueo, la Base naval en Guantánamo, el formidable aparato de agresividad mediática, La Ley de Ajuste y la deuda de las compensaciones, además de una embajada, con la que tratará de manejar todo el andamiaje de esas políticas contra Cuba.
Ninguna de las medidas que Obama ha adoptado respecto a Cuba hasta el momento, representa un estorbo para continuar trabajando desde dentro la subversión contra nuestro país, así como tampoco representan un beneficio sustancial -más allá de facilitar los vuelos comerciales-, para que Cuba pueda realmente ir adelante con su proyecto de establecimiento del nuevo Modelo Económico, piedra angular de la salvación de la economía cubana. Nada de inversiones, nada de comercio bilateral, nada de préstamos, ni de permitir el turismo norteamericano, nada de utilizar el dólar, etc. Por supuesto, Obama tendrá que pagar un precio por ello; recibirá en la Asamblea de Naciones Unidas el 26 de octubre próximo, el “zapatazo moral” a nivel internacional más grande recibido por cualquier presidente norteamericano, en la historia de Estados Unidos.
Pero a estas alturas es posible decir que no le importa, no le interesa retirarse de la presidencia con esa carga inmoral. Habrá cumplido con el compromiso imperial, demostrando así que aun siendo negro, aun llevando sobre su cuerpo lo que para muchos en los Estados Unidos es el color de la desconfianza, ha sido capaz de representar bien los intereses imperiales, dejándole el camino expedito a todos los que como él aun siendo negros, aspiren a una posición presidencial en el futuro; dígase un Collin Powell, una Condoleza Rice y otros similares.
No es ocioso decir que Obama, no ha sido capaz de hacer nada por los negros en Estados Unidos, solo permitir que se les asesine en las calles. Nunca se habían acumulado en tan poco tiempo, tantos negros asesinados impunemente por la policía en las calles de las ciudades norteamericanas .Y si Obama no se ha dado cuenta de lo que eso significa; grupos de poder blancos y racistas de derecha, buscando que hacia el futuro no se le vaya ocurrir a otro negro que puede llegar a la presidencia, pobre de su alma.
Sin embargo, nada de lo dicho hasta aquí significa ni por asomo, que los cubanos no debiéramos continuar aprovechando, la extraordinaria oportunidad que representa seguir negociando nuestras diferencias con Estados Unidos, cuestión esta última que nunca habíamos logrado. Ni siguiera, que no debiéramos tratar de continuar avanzando lo más posible en las relaciones, evitando así que se pueda dar marcha atrás a lo obtenido hasta ahora.
Considero que debemos continuar la lucha, porque Obama podrá despedirse de cualquier forma y ojala sea de la mejor, pero nosotros tendremos que entendérnosla con la próxima administración, sea demócrata o republicana, ante la cual deberemos defender lo alcanzado y no bajar la guardia, para enfrentarnos con fuerza a lo que nos depare el futuro.