Fidel Castro en nuestros corazones

Es un honor y un privilegio poder expresar unas palabras a nombre de la Asociación Suiza-Cuba para rendir homenaje al líder de la Revolución Cubana, Comandante Fidel Castro Ruz, con motivo del segundo aniversario de su desaparición física.

Al contrario de la mayoría de Ustedes yo sólo conozco a FIDEL CASTRO a través de sus discursos y escritos. Quisiera hoy mostrarles mediante algunas de sus palabras, la profunda humanidad, el internacionalismo y la dirección práctica y teórica que FIDEL trasmitió ; no sólo a los cubanos, sino también a todas las personas que sufren bajo la opresión y la explotación por parte de las potencias imperialistas en este mundo.

Los citados escogidos por mi solamente representan una ínfima parte de las palabras que FIDEL expresó durante las casi siete décadas de su dirección revolucionaria; pero que constituyen el fundamento de mis experiencias propias y que han contribuido a mi desarrollo político y a que yo aprendiera a valorar a FIDEL CASTRO y a su repercusión para Cuba y el mundo.

El primer texto -„La Historia me absolverá“ – fue decisivo para poder entender la necesidad y lo inevitable de la lucha armada para liberar al pueblo cubano del régimen de Batista y sus patrocinadores en los Estados Unidos de Norteamérica; la lucha de Cuba por su soberanía nacional y autodeterminación. Como todos nosotros sabemos, esta lucha armada triunfó el primero de enero del mil novecientos cincuenta y nueve.

Seis años después de „La Historia me absolverá“ Fidel planteó en un discurso que sostuvo el diecinueve de octubre del mil novecientos cincuenta y nueve, para que lucharon los revolucionarios, cuando se levantaron en armas contra Batista y como reaccionó al respecto el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica: “Ese es el razonamiento: ‘Si hacen reforma agraria […] los estrangulamos económicamente.’ […] Es decir que encima de tener seis cientos mil (600 000) desempleados, encima de tener una producción per cápita de trescientos (300) pesos, encima de tener la quinta parte de los hospitales que necesitamos y de las escuelas que necesitamos y de las cosas más elementales que necesitamos, encima de todo eso, si vamos a hacer algo por liberarnos de eso, nos amenazan con matarnos de hambre.”

Alimento, vivienda, salud y educación – derechos humanos fundamentales para todos los cubanos, no exclusivamente para una élite de ricos – para eso fue que lucharon los revolucionarios bajo la dirección de Fidel. El gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica respondió con la amenaza de hacer morir de hambre al pueblo cubano. Como todos nosotros sabemos, esto es lo que el imperio y sus aliados europeos han tratado de lograr desde hace casi sesenta años; pues nunca le perdonarán a Cuba y a su pueblo que hayan hecho realidad las palabras de José Martí „Patria es humanidad“.

Pero Fidel era internacionalista. El quería que lo que para todo el pueblo de Cuba se había hecho realidad, lo fuera también para todos los oprimidos en todo el mundo. El cinco de diciembre del mil novecientos ochenta y ocho Fidel dijo en un discurso en conmemoración del treinta y dos aniversario del desembarco del „Granma“: «Ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad. Quien no sea capaz de luchar por otros, no será nunca suficientemente capaz de luchar por sí mismo.»

El profundo y fundamental humanismo y la solidaridad en que se basa el internacionalismo de Cuba fue también expresado en otro discurso de Fidel el ocho de septiembre del dos mil en la iglesia Riverside en Harlem, New York – la misma iglesia en la que el cuatro de abril del mil novecientos sesenta y siete, el reverendo Doctor Martin Luther King dio su famoso sermón “A Time to Break Silence/EL MOMENTO DE ROMPER EL SILENCIO/ (Declaration Against the Vietnam War) /DECLARACION CONTRA LA GUERRA EN VIETNAM/” y la misma que fuera visitada por Nelson Mandela poco después de su liberación en junio del mil novecientos noventa. La misma iglesia en la que el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, hablaron el veintiséis de septiembre de este año.

Fidel dijo: “Los que no creen en el hombre, en su potencial de sentimientos nobles, en su capacidad para la bondad y el altruismo, no pueden comprender jamás que a nosotros nos duela no solo el niño cubano que muere o aquel que sufre […] y que nos preocupemos por el niño haitiano, guatemalteco, dominicano, puertorriqueño, africano, o de cualquier otro país del mundo. La especie humana alcanzará su grado más alto de conciencia cuando cada pueblo sea capaz de sufrir como propio el dolor de los demás pueblos del mundo.”

Fidel también estaba consciente de la destrucción ecológica de nuestro planeta y de la humanidad y se pronunció al respecto mucho antes de que otros lo hicieran.

En el año mil novecientos noventa y dos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en Rio de Janeiro Fidel dijo, llegó el momento en que los medios que se emplean para fines militares, para la carrera armamentista y para la guerra fría; debieran ser invertidos en el desarrollo del tercer mundo y en la lucha contra la destrucción del planeta – principios establecidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo sostenido, que fue aprobada el veinticinco de septiembre del dos mil cinco por todos los 193 estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas. Todos nosotros tenemos que luchar por que la Agenda 2030 sea puesta en práctica, para salvar a la humanidad y a nuestro planeta de la total destrucción.

Para nosotros, miembros de la Asociación Suiza-Cuba, Fidel sigue siendo un ejemplo de como deben vivir los verdaderos proletarios. El continúa viviendo en nuestros corazones y en nuestras almas. Para honrar su memoria, nosotros, los miembros de la Asociación Suiza- Cuba, nos comprometemos a continuar trabajando por difundirle a las personas aquí en Suiza los logros alcanzados por Fidel y por Cuba y continuar haciendo lo que podamos para apoyar al pueblo de Cuba en su lucha por la supervivencia.

Viva Fidel – Viva Cuba y su Revolución – Fidel vive.