La Habana ofreció ayuda estatal masiva y gratuita a los niños afectados por la radiación tras la catástrofe nuclear.
Publicado: 10 jun 2019
Un muchacho ucraniano con su hermana en Tarará, Cuba, el 23 de marzo de 2010.
La tragedia incluye un eminente episodio poco reflejado por los medios de comunicación: la asistencia cubana a decenas de miles de «niños de Chernóbil».
Respuesta inmediata
En febrero de 1990, el Comité Central del Komsomol (Unión Comunista de la Juventud) de Ucrania emitió una solicitud de ayuda internacional a los niños víctimas de Chernóbil.
«Esto fue un jueves, y el sábado teníamos ya una respuesta de la alta dirección de nuestro país de que estaban preparados los tres mejores especialistas en las patologías más frecuentes en la niñez y que podían viajar de inmediato a Ucrania», dijo en el 2006 Sergio López Briel, quien era el cónsul cubano en la URSS en 1990.
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Poco después, los médicos —Martha Longchong Ramos, José Manuel Ballester Santovenia y José Ricardo Güell González— inspeccionaban los pueblos contaminados por la radiación. Ya el 29 de marzo, las dos primeras aeronaves con 139 niños con enfermedades oncohematológicas a bordo aterrizaron en el aeropuerto de La Habana.
Lo hicieron a pesar de los obstáculos creados por los funcionarios soviéticos, reveló el presidente del Fondo Juvenil Ucraniano de Chernóbil, Alexander Bozhko: «Uno de los aviones cubanos acababa de salir de reparaciones de la fábrica de Taskent [capital de Uzbekistán] y aún no habían terminado de pintarlo. Al otro le cambiaron su ruta habitual Roma-La Habana para mandarlo a Kiev». […]
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