Cuba: evocación y reverencia a Harold Pinter

26 de diciembre de 2008

SONIA SÁNCHEZ
sonia.sh@granma.cip.cu 

Las letras cubanas llevan consigo en este día la evocación y reverencia a uno de los más preciados hijos de la intelectualidad británica y mundial, el Premio Nobel de Literatura 2005 Harold Pinter, fallecido a los 78 años de edad, como consecuencia de un padecimiento oncológico detectado desde años atrás y al que se sobrepuso para continuar su quehacer creador y su defensa de las causas más justas por las cuales luchan los mejores hombres y mujeres del orbe.

Considerado uno de los dramaturgos más relevantes de estos tiempos y escritor de gran responsabilidad ética, siempre dirigió su mirada comprometida hacia nuestro país, tanto que en un mitin en Londres, en 1997, enfatizó públicamente que Estados Unidos ha ignorado las abrumadoras resoluciones de Naciones Unidas contra el bloqueo a Cuba durante años consecutivos. "Sus acciones implican un acto de barbarie, su indiferencia a la opinión pública es monstruosa y su arrogancia despreciable. Exigimos del gobierno británico que condene el bloqueo de Estados Unidos a Cuba sin reservas. Les pido a todos que saluden la fortaleza, la determinación, la dignidad y el arrojo del pueblo cubano."

Sus posiciones políticas respecto a la Isla lo llevaron a suscribir la declaración La soberanía de Cuba debe ser respetada, al tiempo que exigió la excarcelación de los Cinco Héroes.

Hijo de un sastre judío, nacido en Hackney, un barrio popular situado al este de Londres, en 1930, estudió actuación en la Real Escuela de Artes Dramáticas, carrera a la que unió su militancia activa a favor de los desposeídos, en contra de la guerra en Iraq y sobre todo frente a la política de su impulsor George Bush acerca de la que dijera en una masiva manifestación en tierra británica: "Es un acto de flagrante terrorismo de Estado, que demuestra total desprecio de la idea misma del Derecho internacional, una acción militar arbitraria inspirada por mentiras y más mentiras, y una grosera manipulación de los medios de información y por tanto del público".

Inscrito en el teatro del absurdo dentro de su vasta obra, se encuentran piezas como La habitación (1957), Fiesta de cumpleaños (1958), El portero (1959), La colección (1962), Los enanos (1963), El amante (1963), Regreso a casa (1965), Viejos tiempos (1971), El silencio (1969), Paisaje (1969) El fundamento (1978), Luz de luna (1994), Cenizas sobre cenizas (1996) y Celebración (1999). Su huella también la dejó en la cinematografía con los guiones de El sirviente (1963), Accidente (1967), La mujer del teniente francés (1981), Traición (1982), Diario de una tortuga (1985), y El juicio de Franz Kafka 1990). Otros importantes reconocimientos mereció, entre ellos los premios Shakespeare, Europeo de Literatura (1973), Pirandello, David Cohen, Laurence Olivier y Moliere de Honor.

Cuba respeta y agradece su legado.

Publicado en: Cultura

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